jueves, 15 de abril de 2010

Lógica y paradoja

David Ugarte es escritor y economista, dedicado al estudio y práctica de las redes y su evolución. En su Libro El Poder de las Redes, el autor recorre la historia y la metamorfosis de la comunicación en los últimos dos siglos. Así, relata cómo fue el cambio de las antiguas redes centralizadas, que condensaban el poder en un solo nodo (gobierno y elites), hacia las redes descentralizadas, que permitieron un mayor acceso a la información a través de nuevos nodos - filtros. Hoy, la red que el autor analiza es la "distribuida", que gracias al avance tecnológico hace posible la conexión infinita y constante de los usuarios de internet, que informan, eligen y distribuyen la información desde cualquier punto de la red.
Los nodos dejan de ser grupos concentradores de poder, y pasan a ser personas individuales, empresas, asociaciones o grupos. Así, cada integrante se suma o no a determinada propuesta, sin filtros ni límites de llegada, sin aprobación o desaprobación.

La "red distribuida" llegó al Congreso
Al igual que varios casos conocidos en Europa, ayer se organizó en nuestro país una masiva manifestación en favor de la reforma de la ley de radiodifusión, vigente desde la dictadura. Asistieron funcionarios oficialistas, organizaciones y representantes sociales, sindicatos, comunicadores comunitarios, pymes y organizaciones de derechos humanos. La convocatoria no se dio a conocer masivamente por los medios tradicionales y comerciales del país, sino mediante una clara red distribuida, (en su mayoría mails y sms por celular), que se mandaron y reenviaron a través de la red, un sinfín de veces, desde unos días anteriores a la manifestación. Los interesados se sumaron a dicha red, y fueron al Congreso; los que no, no. Grandes diarios y canales de televisión privada omitieron la información sobre la marcha por la Ley de Medios Audiovisuales, pero la tecnología y el debate ya abrieron el juego, y a esta altura gran parte de la sociedad elige cómo y de qué manera informarse. Lógica y paradoja.

Denise Diment



La marcha desde adentro


miércoles, 31 de marzo de 2010

viernes, 26 de marzo de 2010

Entrevista a Diego Reinhold

Tiene 37 años y recibió hace semanas el Martín Fierro Revelación 2009 por el personaje de Charly en Los exitosos Pells, aunque hace más de una década se destaca en sets y escenarios como comediante, conductor, cantante, bailarín y autor.
Actualmente graba los primeros capítulos de Botineras, la ficción que se estrenará el martes 24 de noviembre en Telefé, pero de la cual no puede conversar por orden del canal.


Trabajaste en obras infantiles, Cómicos Stand Up, televisión y, finalmente, teatro de revista. ¿Cómo viviste tu experiencia en lla obra Deslumbrante?

Fue lo mismo que un infantil en cuanto a la producción, la cantidad de gente que laburó y los cambios constantes de ropa; pero la revista era más berreta. Me gustaba mi parte, pero no lo que pasaba en el escenario: que hicieran play back por ejemplo. ¿Y el teatro Premier?, es realmente deprimente.

¿Por eso te bajaste de la temporada 2010 en Mar del Plata?

Sí, y porque quiero tener más tiempo libre. Fueron muchos años de trabajar todos los fines de semana, y el último tiempo laburé casi todos los días. La verdad no veía la hora de terminar esa revista.

En televisión estuviste relacionado a formatos informativos: conductor de Semanario Insólito en el 2005 y tu personaje de Charly en el noticiero de ficción de Los Pells. ¿En tu vida cotidiana, sos un hombre informado?

Me gusta tener una visión establecida del momento que se atraviesa. Elijo la tele para el entretenimiento o lo periodístico, porque sólo ahí le creo. Me parece que la gente se queja de que todo está mal y para mi estamos mucho mejor que hace cientos de años, que se mataban tipos en la horca y llevaban a los nenes a ver ese espectáculo. A las personas se les miente, les dicen que son necesitados y ellos lo creen. Acá no hay pobres, y si los hay no es mi problema. El gobierno debería darnos plata a todos y así empezaríamos a cuidarnos entre nosotros.

¿Y si en lugar de dinero el gobierno diera fuentes de trabajo?

El trabajo no dignifica, esclaviza.

¿A vos te esclaviza?

Yo hago lo que me gusta para hacer algo con la materia y la creatividad. Pero esa gente que está diez horas laburando y no sabe para qué, en un call center por ejemplo, sólo porque le dicen que tiene que hacerlo, no sirve.

¿Y cómo cubrirían esas personas sus necesidades básicas, como el alimento?

La comida no interesa, el pobre tiene su cuerpo y eso es lo importante a fin de cuentas, además de la creatividad y el amor. Es cierto que yo lo digo, mientras me como una gran hamburguesa.

Un oficio que da risa

“Ser Director de risas es lo mío, Dios me tocó con la varita”, dice Héctor del Caño, un taxista de 52 años que espera el fin de semana para dedicarse a lo que él considera su verdadera profesión: Jefe de risas de Zapping, el programa televisivo que conducen el periodista Guillermo López y la modelo Julieta Prandi todos los sábados a la noche, en Telefé. Ahí trabajan 20 reidores de entre 18 y 75 años, que se sientan en la tribuna y siguen atentamente las instrucciones de su director, que les indica no sólo el momento del aplauso y la risa, sino el tono, el estilo y la duración.
Del Caño comenzó hace quince años a trabajar en Sutep, el sindicato de extras, donde tenía pequeñas intervenciones en algunas ficciones, o era reidor en determinada tribuna. Más tarde lo ascendieron a planillero (el encargado de llevar extras a los programas) de Gerardo Sofovich y Mauro Viale. “Si había habido en el día algún kilombo con los colectiveros, entonces yo le llevaba a Viale diez extras que actuaban de choferes, se sentaban ahí en el piso y se peleaban entre todos”, explica. Hace cuatro años subió un escalón más, y pasó a ser el Jefe de risas, una especie de director de orquesta que se para frente a sus compañeros reidores y les marca el momento de comienzo y fin de las carcajadas, según el guión del día lo indique. La tarea de estos trabajadores, dependiendo del perfil del programa, es festejar los remates del conductor, aplaudir la entrada de un invitado, o arengar al resto del público que va al programa en forma espontánea, cuando esto ocurre. “Los reidores generan un clima que está bueno, porque además nosotros estamos auditivamente acostumbrados a esperar las risas o los aplausos después de los remates - dice Guillermo López, aunque reconoce que le gustaría que las ovaciones fuesen más sinceras - A veces la tribuna está muy pendiente de lo que les marca su director y no prestan tanta atención a lo que de verdad está pasando en el programa, que a mi me resulta relativamente simpático”.
Los reidores rotan entre las diferentes tribunas de los estudios y cobran un mínimo de $90 la jornada si solamente se les exigen aplausos; cuando su participación incluye carcajadas o comentarios, el sueldo se incrementa en $8. El director de risas, en cambio, suele trabajar siempre en un mismo programa, y cobra el doble que el resto. Héctor lleva tres años consecutivos dirigiendo las risas de la transmisión que produce Cuatro Cabezas, y no ha faltado una sola noche a su responsabilidad sabática. “El 1 de noviembre se murió mi mamá, la tenía todavía en la cochería y fui a laburar igual, porque yo me pongo la camiseta. El pelado (López) le dedicó ese programa a mi vieja”, recuerda.
Ana Megna, Coordinadora de producción de Zapping, asegura que el ambiente de carcajadas constantes genera un muy buen clima en el estudio, ya que contagia de buen humor a los conductores e incluso a los espectadores. “El jefe de risas tiene que estar en constante comunicación con el equipo para adaptarse a cualquier cambio que se produzca. Quizás por guión van risas, y de repente pasó algo y se mandó un tape (video) de la muerte de alguien. Ahí yo le hago unas señas a Héctor y él ya entiende que se cambia risas por aplausos”, explica.
Aunque a simple vista parezca un oficio fácil, la mayoría de los reidores practican y se esfuerzan cada día por mejorar e innovar en sus carcajadas, ya que hasta la risa, cuando se vuelve monótona, puede resultar aburrida. Los trabajadores de la risa no olvidan nunca que su objetivo es contagiar de alegría y entusiasmo al resto, de modo que el frenesí de la carcajada traspase la pantalla y el espectador, al menos, sonría en el sillón de su casa.

De amores, cazadores y conejos

XX, 31 años, Productor de radio

“Quizás sólo yo me había dado cuenta. Al principio Luciana seguía en lo suyo: dar aire, poner música, atender el teléfono y tomar líneas, las cosas diarias que hace una operadora de radio. En cambio yo, hacía las cosas tontas que siempre hago cuando alguien me gusta: ponerme colorado, transpirar, ser un poco irrespetuoso y mal educado con la mujer que me interesa.
Una radio no es el mejor lugar para encarar a una chica, hay mucha adrenalina, nervios y demasiada gente.
¡Lu, tomás la línea 1, por favor! ¡Lu, tirá un separador y poné a los oyentes! ¡Lu, termina el programa y vamos a tomar algo, así te confieso que desde que te ví entrar...!
Y por fin empezó el jugueteo, ese enredo de sonrisas y bromas que nos encanta a todos.
La temporada de caza empieza en marzo, termina con un beso o un cachetazo. Bien podría filmarse un documental de Nathional Geographic. La presa camina casi naturalmente, sabe que es observada por un predador y por eso contonea un poco el cuerpo, cambia de piel, se viste más linda: botas altas, una remerita más ajustada; le fascina ser presa, ser observada.
Y yo vengo a ser el cazador, tonto como Elmer, ese que nunca tiene éxito con Bugs Bunny o el Pato Lucas ¿Por qué nunca le dispara al conejo? Lo tiene enfrente, a menos de diez centímetros, pero siempre deja pasar la oportunidad. A lo mejor le gusta más la cacería que la presa.
Nuestro programa se emite solamente los sábados, así que esperaba el fin de semana desesperado. Llegué a pensar hasta en cómo vestirme para ir al trabajo, y terminaba siempre con mi chaleco de mil bolsillos, llenos de pastillas y chicles para convidarle, los pantalones de colores y ese gorro tonto de Elmer.
Con el pasar de las semanas me empezó a parecer que había lo que la gente llama onda. Llegamos a conocernos, a contarnos cosas privadas, hasta dramas familiares. Yo cada vez me iba ilusionando más, y creí que ella también. Teníamos ese lugar chiquito, casi íntimo, donde compartíamos momentos intensos.
Los mensajes de los oyentes, en Radio América por lo menos, se editan en una salita donde entran dos personas, quizás tres. Después de varios sábados ella me habló muy cerca, y la besé. Empezaron los mimos, el sexo desenfrenado y las palabras con sentimiento. El romance duró dos meses, hasta que un sábado, simplemente, se acabó. Ella no me dio explicaciones ni yo las pedí. Lu se empezó a preocupar más en tirar las tandas a horario, y dejó de ayudarme a cortar mensajes en nuestra piecita de edición.
Me contó el Facebook que Luciana está en una relación con no se quién, pero no soy yo. La tecnología es un arma de doble filo, como cuando Bugs Bunny le tapa con los dedos la escopeta al cazador, le sale el tiro por la culata y Elmer queda quemado. Ir a trabajar los sábados está siendo una tortura, y editar llamados de oyentes la peor tarea del mundo.
Tengo más desamores que amores. Me consuela pensar que le pasa a todo el mundo.”

Entrevista al psiquiatra infantil Cristhian Plebst

Fue hasta hace dos meses el Director del Fleni, Instituto de Rehabilitación y Educación Terapéutica, pero renunció al cargo para coordinar los proyectos comunitarios de la institución, que investiga y ayuda a niños con autismo.

Actualmente hay mucha controversia con respecto a la relación entre la aparición del autismo regresivo, (el que surge en niños que hasta los 12 o 18 meses habían tenido un desarrollo típico de la edad), con el mercurio contenido en alguna vacuna, como la de sarampión, paperas y rubéola. ¿Cuál es su posición con respecto a estas posturas?

Siempre hay que tener en cuenta la biodiversidad del individuo. Hay algo complejo que es una combinación de predisposición y quizás la capacidad que tiene un organismo, hoy en día, de soportar un montón de desafíos. Hay estudios que encuentran factores que señalan a determinada vacuna como responsable, la más conocida es la MMR.

Esa vacuna tiene thimerosal, que contiene un alto porcentaje de mercurio ¿esa es la sustancia que causa el daño en el sistema inmune?

En realidad hace unos años había diez vacunas, hoy hay más de treinta, y a veces son dosis múltiples. Éstas, tienen sustancias conservantes, antihigiénicas, proteínas, aluminio, formol aldehído y thimerosal. Entonces no es que este último causa el daño, sino una sumatoria de cuestiones. No todas las vacunas lo tienen y por suerte en muchos países ya la están retirando.

A medida que se descubren nuevos antídotos para algunas enfermedades, ¿aumenta la posibilidad de sufrir otras?

Las investigaciones y los descubrimientos médicos, son siempre de gran avanzada y con muy buena intención. A veces después, en el sobreuso, se empieza a generar el desequilibrio. Hay estudios que demuestran que en Estados Unidos o en países desarrollados, únicamente el 10% de los antibióticos se utilizan adecuadamente. Entonces algo que fue muy positivo a los descubrimientos de los antibióticos, por mal criterio, hoy se está tornando casi en un problema. En el autismo el paralelo sería con el tema de las vacunas.

Los casos de autismo regresivo, ¿pueden prevenirse?

Se puede hasta cierto punto hablar de prevención. Lo que se puede hacer, es fijarse que hay vacunas que quizás no son necesarias durante los primeros años. Hay algunas que uno no necesita darlas en dosis múltiples. Vacunar cuando los chicos están fuera de épocas de fiebre, de catarro o de debilidad. Realmente las instituciones más serias no están tomando un rol en esto, porque es difícil y es muy controvertido.